Hace casi 750 horas que he vivido preso de un estado autoritario incapaz de darme la libertad suficiente para gritar a pulmón roto todo lo que quisiera, y ahora que parece que de nuevo he sido extraditado hacia una tierra de acogida, he secado con tanto silencio mi voz que hoy ni siquiera puedo susurrar, y así, apatrida de una intención que pretenda darme la valía necesaria para empadronarme en las costumbres y las normas que me dictan mis nuevos paisanos, camino indeciso, inseguro, infelíz, inútil e incapaz,... vago con toda una ristras de adjetivos cegados por un "in" que me aniquila y me vuele invisible a las miradas furtivas de los demás.
Es la duda que me asaltó tiempo atrás la que desencadenó este estado de sitio en el que la creatividad y la claridad mental no tienen cabida,
-" no hay mayor condena que silenciar al artista ", dijo algún boceto de dramaturgo errante que me encontré poco tiempo antes de que fuese su persona la que me amordazase, causalidades de la vida, que no se olviden, golpea dando tajos a diestro más que a siniestro buscando la yugular del paciente espectador...
...Pero eso fue hace casi 750 horas, un mes aproximadamente, ahora, con la lluvia bochornosa que otras tardes me angustió, lavé mi colada tendida y olvidada durante el fin de semana, y ha sido el agua de mayo la que sacó lustre a mi inspiración, centrada en una claridad emocional, tan tajante, que hace que me abroche el botón de la camisa que se encuentra justo encima de mi ombligo, y que sin dudar atrae toda mi atención y mi mirada hacia él, provocando una concentración plena y egoista que creo hará que me dedique unas buenas horas a su contemplación...
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