viernes, 24 de abril de 2009


De la gama de grises de la tarde que pasamos juntos me quedaría con el blanco...
... a bocanadas y a manos llenas, el blanco luminoso que irradiaba tu respiración,tranquila como la de quien duerme, el blanco de las sabanas oreadas en el patio, el blanco del azahar,... el blanco y su olor.
No consigo recordar cuantas tardes así vivimos, y a duras penas intento confirmar si vivimos alguna o en realidad es el deseo intenso de que un momento así suceda.
Protegidos como la blancura de la nube que aislada de las demás, se muestra henchida y segura, como si iniciase una danza encriptada girando sobre sí misma, agarrada a la balaustrada desde la que, afortunada puede contemplar nuestro deambular, el de dos transeuntes perdidos en una tarde de tonos grises en la que el cese de la lluvia nos dejó amarnos...