martes, 27 de julio de 2010

De noches, sueños y caricias.


En la curiosa mecida de tu abrazo maternal intentabas adormecerme, carente del afecto necesario que me calmase y me llevase de la mano de Morfeo a las sabias piedras de Delfos, como conseguir realizar este viaje sin que tu aliento me provocase el sueño que el dios exige como pago para cruzar hasta el otro lado a salvo de la acechante barca de Caronte, como convencerte de que sin despertar en ti ese atisbo de soniquete que repite la nana, como concienciarte de que solo en tu prensencia, la manta que me cubre deja de ser el escudo que de niño me protegía para conventirse en la mano complice que nos acoge, dejando el pudor al lado de calzoncillos, camisetas, jadeos y sudores.
Es solo en la curiosa mecida de tu abrazo maternal donde las Moiras, dejan a la Noche que me haga dormir en paz, alejando pesadillas y abrazandome a tu sonrisa.