jueves, 12 de febrero de 2009

Si de espadas en manos dependiese hoy mi defensa no bastaría todo el terreno del mundo para acoger mi combate

No es necesario que me plantee que una perfecta confabulación de los elementos puede volverse en mi contra y vencerme, eso está claro, ya se encargaron de que lo asumiese un sin fin de novelas y y poemas engullidos en mi adolescencia, eso y las canciones que todavía tarareo. Tampoco es que me deje vencer por la opinión presionada de los horóscopos y vaticinios de la página de atrás del diario, hace tiempo que no compro el periódico, pero lo que no me cabe ni la menor duda es que la asociación directa, de la sombra, la lluvia y la falta de sol, durante dias, en una ciudad como ésta me hace recapacitar seriamente sobre las maldiciones que los dioses enviaban a los infieles en épocas remotas.
No puede ser, ¿verdad?, necesito oiros decir a gritos que todos ustedes han estado sufiendo lo mismo que yo durante los últimos dias, necesito confirmar que esa nube no se cernia solo sobre mí,
porque he intentado mirar de profundo los ojos de quien me cruzaba pero no he alcanzado a saber si a ellos también les azotaba el mismo temporal, y sobretodo y los más enigmático del caso, es comprobar día tras días, la sonrisa congelada de la vendedora de prensa,.... ya se que ustedes no la conocen, pero no se preocupen, se las presentaré, tal vez el próximo viernes 13 porque tiene algo retorcido y terrorífico que va apropiado con el día, por lo pronto, por favor, confirmen mi teoría, para así, todos juntos poder saborear estas tardes que se alargan y estos primeros rayitos calentitos de sol,...........