nunca me importó cumplir años, creía que no tenía miedo a envejecer, no he sido consciente de la madurez de mi rostro, pero hace unos días comencé a sentir, sin que avanzasen los días, que había partes de mi alma que se desmoronaban, arrugas profundas que me demostraban que los acontecimientos tan importantes que amenazaban mi verano llenaban mi recuerdos de humo, de una niebla que aletargaba y alejaba los recuerdos, que la felicidad de los demás no hacía sino echar tabiques a unas emociones más libres que las de otras épocas, y me ví de pronto, rodeado de todos mis yo, los pasados y los futuros, mirándo desde arriba, con tristeza, como si lo que pudiese pasarme en este mismo momento fuese crucial para sus vidas...
ahora sí, lo sé, si tenía miedo al cambio que mis decisiones pudiesen tomar, temo por encima de todo que el cambio en los que quiero provoque mi más lenta desaparición, dejé en mi alma en muchos cuerpos, y ahora se me escapa la vida sin que mi piel lo demuestre...
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